La mayor??a de ciudades del pa??s tiene menos de un polic??a por cada 100 habitantes

El debate sobre la seguridad en Colombia volvi?? a tomar fuerza en los ??ltimos meses con la crisis que afronta el pa??s. En medio de un panorama nacional atravesado por cambios en la criminalidad y por una sensaci??n generalizada de falta de presencia institucional, tanto gobernaciones como alcald??as han alzado sus voces en un llamado conjunto al Gobierno Nacional. Pero ??es solo una cuesti??n de percepci??n o hacen falta m??s polic??as en las ciudades colombianas?

El fin de semana pasado se llev?? a cabo un encuentro de 18 alcaldes de ciudades capitales con el ministro de Defensa, Pedro S??nchez, y la c??pula de la Fuerza P??blica, convocado por la Asociaci??n Colombiana de Ciudades Capitales (Asocapitales) en Valledupar. La sesi??n, liderada por el presidente de la agremiaci??n y alcalde de Bogot??, Carlos Fernando Gal??n, permiti?? a los mandatarios locales exponer las dificultades que enfrentan para garantizar la seguridad en sus territorios.??

En este evento se present?? un informe en el que se report?? cu??ntos miembros de la instituci??n prestan servicio en cada una de las capitales del pa??s, con base en la informaci??n brindada por la Polic??a Nacional y con corte a octubre de 2025. Este dato se compar?? con la poblaci??n (indicador del Dane de 2018), la extensi??n territorial y las cifras de criminalidad para lograr un an??lisis a profundidad en cada urbe.

En principio, las cifras muestran un pa??s que no puede ser le??do de manera homog??nea: mientras algunas ciudades reportan avances en ciertos indicadores, otras enfrentan incrementos preocupantes que ponen a prueba la capacidad operativa de la Polic??a Nacional y de los gobiernos locales para responder a las din??micas de violencia urbana. Un an??lisis comparado de 34 ciudades revela un pa??s profundamente desigual en materia de seguridad, donde la poblaci??n no siempre es el criterio que determina la asignaci??n del personal de la Polic??a Nacional.

Bogot??, por ejemplo, concentra m??s de 7,9 millones de habitantes, pero su proporci??n de polic??as por cada 100 habitantes es una de las m??s bajas del pa??s: apenas 0,20 %. Es decir, el territorio y la din??mica criminal de la capital son atendidos con un nivel de pie de fuerza proporcionalmente inferior al de la mayor??a de ciudades intermedias. Medell??n (0,26 %), Cali (0,28 %) y Valledupar (0,25 %) muestran porcentajes similares, lo que confirma una tendencia estructural: las grandes urbes tienen una presi??n operativa mayor, pero una asignaci??n policial que no crece al mismo ritmo que su poblaci??n o sus demandas de seguridad.

Jorge Restrepo, director del Centro de Recursos para el An??lisis de Conflictos de Colombia (Cerac) y profesor en la Pontificia Universidad Javeriana, dice que se pueden sacar varias conclusiones de estas cifras. ???Primero, que las principales ciudades, es decir, Bogot??, Medell??n y Cali ???con la excepci??n de Barranquilla, y en particular Cali, que es una ciudad todav??a muy violenta??? tienen un nivel de polic??a muy bajo comparado con ciudades poco violentas que cuentan con muchos polic??as, como Tunja o Pasto???, dice.

El contraste m??s extremo aparece en las ciudades peque??as, especialmente en zonas apartadas o de dif??cil acceso. Puerto Carre??o (1,98 %), San Jos?? del Guaviare (1,49 %), Mit?? (1,11 %), Leticia (1,12 %) e In??rida (1,07 %) encabezan la lista de los territorios con mayor proporci??n de uniformados. No es que estas ciudades est??n ???sobreprotegidas???, sino que su dispersi??n geogr??fica, sus enormes ??reas rurales y las din??micas de econom??as il??citas obligan a un pie de fuerza m??nimo para mantener la presencia institucional.

El caso m??s llamativo es el de Providencia, que registra un 8,87 % de polic??as por cada 100 habitantes. Sin embargo, su condici??n de territorio especial ???en proceso de reconstrucci??n, atenci??n al turismo y necesidad de presencia permanente tras emergencias??? explica esta cifra. En el otro extremo del espectro est?? Uribia, con 198.368 habitantes y 7.904 km??, que opera solo con 69 polic??as (0,03 % de dotaci??n), lo que, en t??rminos pr??cticos, equivale a una presencia casi inexistente del Estado. Aunque muestra mejoras en hurto (-32,43 %) y lesiones (-16,67 %), enfrenta aumentos cr??ticos en homicidios (200 %), extorsi??n (150 %) y secuestro (100 %).??

El escenario evidencia una fuerte vulnerabilidad institucional, que se agrava por su extensi??n, su complejidad social y la presencia de grupos armados como las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra y el Eln, convirti??ndola en la zona m??s subdotada del pa??s.

???La diferencia entre Leticia y Uribia es absurda???, compara Restrepo. La capital del Amazonas, con 55.691 habitantes y 5.829 km??, opera con 622 polic??as. Presenta un fuerte aumento en hurto (103,33 %), delitos sexuales (80 %) y violencia intrafamiliar (37,04 %), aunque mejora homicidios (-7,14 %) y lesiones (-6,94 %). Aunque el refuerzo policial se debe a las tensiones por ser una frontera clave para el narcotr??fico, una zona apta para la miner??a ilegal y debido a su aislamiento geogr??fico, s?? presenta un contraste claro con otras urbes que demuestran una probable falta de planificaci??n en cuanto a la asignaci??n de uniformados a cada regi??n.

Ciudades intermedias como Barranquilla (0,40 %), Bucaramanga (0,36 %), C??cuta (0,36 %), Manizales (0,38 %), Cartagena (0,31 %), Pereira (0,34 %) y Popay??n (0,44 %) presentan proporciones m??s equilibradas, aunque cada una enfrenta realidades espec??ficas. C??cuta, por ejemplo, tiene una de las fronteras m??s activas del continente y, durante el presente a??o, ha atravesado una de las crisis humanitarias m??s graves de los ??ltimos a??os a causa del recrudecimiento de la violencia en el Catatumbo por cuenta de enfrentamientos entre el Eln y las disidencias de las Farc.

Cartagena debe responder a un flujo tur??stico de extranjeros, al igual que Medell??n, que ha incrementado delitos como la trata de personas y la explotaci??n sexual de menores.

La comparaci??n evidencia que medir la suficiencia del pie de fuerza ??nicamente con base en la poblaci??n es una fotograf??a incompleta. La extensi??n territorial, la ruralidad, las econom??as il??citas, el turismo, la frontera, la presi??n migratoria, la presencia de grupos armados y hasta las particularidades log??sticas (como los r??os de la Amazonia o las trochas de la Orinoquia) moldean de manera determinante la necesidad de personal policial. Pero, m??s all?? de la distribuci??n, hacen falta uniformados.

Seg??n el director del Cerac, la cantidad de Fuerza P??blica en el pa??s es muy baja. ???Eso es un problema que ya varios han se??alado en t??rminos de la cantidad de polic??as y que se debe en gran parte a una oleada de retiros despu??s de la pandemia. Pese a que el Gobierno Nacional ha tratado de mejorar la compensaci??n y las condiciones de ingreso de los polic??as, hay un problema en t??rminos de dificultades de incorporaci??n y de formaci??n de los polic??as???, asegur?? el experto. Tambi??n se??al?? que esta coyuntura se puede aprovechar para que haya m??s mujeres polic??as.

La proporci??n de polic??as por habitante s?? permite identificar brechas que, m??s all?? de las particularidades locales, deber??an encender alertas. Bogot??, con una de las demandas operativas m??s altas del pa??s, funciona con un pie de fuerza proporcionalmente inferior al de ciudades que enfrentan retos menos complejos. Medell??n y Cali, adem??s de eso, tienen porcentajes insuficientes frente a su magnitud poblacional y su historial de violencia urbana. Y casos como el de Uribia muestran un vac??o institucional que no puede justificarse con criterios t??cnicos.

STEFAN??A LE??N ARROYAVE??

PERIODISTA DE NACI??N

EL TIEMPO??